Frontón Beti Jai
El Beti Jai, situado en el barrio de Chamberí de Madrid, fue edificado en 1894 originalmente como un frontón para la práctica de la pelota vascapráctica de la pelota vasca, un deporte de gran popularidad entre la aristocracia de finales del siglo XIX. Este espacio fue diseñado para acoger hasta 4,000 espectadores, facilitando así un amplio escenario para los emocionantes encuentros que atrajeron tanto a locales como a visitantes. Su arquitectura neomudéjar, característica de las edificaciones dedicadas al ocio de la época, presenta el ladrillo visto como elemento dominante, similar al encontrado en otros íconos madrileños como la Plaza de Toros de Las Ventas.
A lo largo de los años, el Beti Jai no solo ha sido un escenario para la pelota vasca sino también un testimonio de la historia cultural y social de Madrid. Tras su inauguración, el frontón se convirtió en un punto de encuentro para la sociedad madrileña, donde se mezclaban las clases sociales en torno a este deporte. Con el paso del tiempo y tras el declive de la popularidad de la pelota vasca, el edificio fue adaptado para diversos usos, incluyendo eventos de automovilismo, ensayos de aeronáutica, y más tarde, incluso como locación de cine. Estos cambios reflejan la adaptabilidad y la rica historia del Beti Jai como un espacio polivalente dentro de la capital.
En reconocimiento a su significado histórico y arquitectónico, el Beti Jai fue declarado Bien de Interés Cultural en 2011, un paso crucial para su preservación. Tras ser adquirido por el Ayuntamiento de Madrid, se inició un meticuloso proceso de restauración que culminó en 2019, devolviéndole su esplendor original y permitiendo su reapertura para visitas guiadas y eventos culturales. Este renovado Beti Jai ofrece ahora una mirada al pasado lúdico y social de Madrid, fungiendo como un vínculo entre las generaciones y un reflejo de la historia urbana de la ciudad.
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